Sabemos que los determinantes de la salud son amplios y difusos: el medio ambiente que nos rodea, nuestro estilo de vida, la biología humana o el propio sistema de asistencia sanitaria. Si quisiéramos concretar más, parece ser que el estrés es la variable principal en nuestra salud y bienestar personal.
Aunque no siempre tiene consecuencias negativas, el estrés puede convertirse en contraproducente cuando una persona lo experimenta de forma muy intensa o se alarga en el tiempo y se convierte en crónico. Las investigaciones al respecto sitúan al estrés como causante de trastornos psicológicos, presente en la mayoría de las psicopatologías y uno de los principales factores causales o de riesgo de las alteraciones orgánicas. De hecho, la evidencia científica nos demuestra que la tensión continua que produce el estrés crónico en el cuerpo puede influir en problemas graves de salud, como la presión arterial alta, enfermedades cardíacas o nuestra querida diabetes.
Con esta perspectiva, y desde la propia experiencia, me pregunto qué influencia pudo tener el estrés en mi diabetes, hasta qué punto pudo alterar el funcionamiento normal de mi páncreas. Al mismo tiempo, una vez diagnosticado, me pregunto cuánto influye la diabetes en mis niveles de estrés y qué influencia tiene éste en mis niveles de glucosa.
Sin duda, la época más estresante de mi vida fue, paradójicamente, cuando estudiaba para ser psicólogo. Estudié la carrera mientras trabajaba y recuerdo el último cuatrimestre como un momento de mucha auto-exigencia en el que pensaba: “¡vamos Jorge, solo quedan unos pocos meses y ya terminas, último esfuerzo!”. Justo fue en esa época cuando empecé a tener los primeros síntomas y… ¡sorpresa! DIABETES tipo 1, con 40 años y sin tener antecedentes familiares de primer grado. En base a esta experiencia, parece claro que el estrés continuado, unido a los niveles altos de esa época, tuvo mucho que ver en la alteración orgánica y la consiguiente enfermedad.
Ser conscientes de que el estrés, en su versión más negativa, afecta al conjunto de nuestro organismo, pone de relieve la necesidad de tomar medidas preventivas, más aún si nos toca lidiar con una enfermedad crónica e inmunodepresora como la diabetes. En este sentido, en próximos artículos, hablaremos de la relación recíproca entre el estrés y los niveles de glucosa, y de algunos recursos y estrategias para gestionar nuestro estrés.